A pesar de que la etiqueta Made in Italy predomina en los supermercados extranjeros, el aceite de oliva virgen extra español cada vez se consume más fuera de nuestras fronteras, lo que también está provocando que suba su precio.
Más allá del territorio español nos conocen por nuestras tradiciones culinarias. Productos como el jamón, el vino o el aceite ya forman parte de una cultura que diferencia España del resto de países. En apenas tres años, el número de españoles que vive fuera de casa se ha incrementado considerablemente, y ya son más de 2 millones de personas las que han tenido que emigrar a otros países.
Los expatriados son los que cuentan, precisamente, que nuestro aceite de oliva en el extranjero tiene grandes competidores, pero que aun así, el español se comercializa con fuerza. Es el caso de Juan Ángel, residente desde hace años en Austria, y que es uno de los tantos embajadores de los productos españoles en el extranjero, tal y como él mismo nos cuenta en su artículo: La historia de Juan Ángel.
En los supermercados de aquí, en Alemania, no hay mucha elección, un par de marcas y siempre italianas, es más caro que en España y la calidad es mucho menor, asegura Sara Sánchez, afincada en Ingolstadt, quien confiesa, además, que somos muchos los que nos traemos el aceite de nuestra casa, porque una tortilla de patatas sin un buen aceite, es complicadísima de hacer.
A pesar de que el aceite con etiqueta italiana sigue dominando las estanterías de los supermercados extranjeros, lo cierto es que del país de la bota solo tiene eso, el envoltorio. La mayor parte de las exportaciones son producto de las mezclas de aceites que proceden de Marruecos, Grecia y, sobre todo, España. Italia se ha convertido en nuestro primer comprador, aunque en los últimos años el aceite de oliva virgen extra se está comercializando con fuerza fuera de nuestras fronteras, concretamente un 43% más que la media de los últimos cuatro años, lo que inevitablemente está haciendo que se incremente su precio.
En Gran Bretaña se aprecia cada vez más el aceite de oliva virgen extra y saben cómo usarlo, pero por precio, el virgen extra de calidad no puede llegar a todo el mundo y al final, se acaba optando por aceites vírgenes o aceites de oliva normales, explica Boris Jódar. Este español conoce bien el sector y es que se trasladó a Londres, donde reside en la actualidad, con el objetivo de vender aceite español con certificación kosher a la comunidad judía de la capital británica.
El aceite de oliva virgen extra es, en definitiva, un producto de lujo fuera de nuestras fronteras, y la mantequilla sigue siendo la reina y el producto estrella en las recetas en el extranjero, ya sea por cuestión de cultura o de precio. Sin embargo, la sociedad es cada vez más consciente de los beneficios para nuestra salud del aceite de oliva virgen extra que además, le aporta un exquisito sabor a las comidas. Una tradición, la de añadir este ingrediente a nuestros platos, que no pierden los españoles afincados en el extranjero.
Rocío Williams vive en Montana, Estados Unidos, desde hace 18 años, aunque el aceite de oliva sigue siendo esencial en sus recetas: Aporta mucho sabor y no es comparable con otros, y menos con la mantequilla. No debería faltar en ninguna cocina del mundo.
No solo el aceite de oliva, sino productos como el pescado fresco, las legumbres o las verduras y las frutas son difíciles de encontrar en algunos supermercados locales del extranjero. En Gran Bretaña es más fácil alimentarse de comida y platos preparados que cocinar uno mismo y es que comer bien y sano es caro, comenta Cristina Ruiz, que reside en Cambridge, aunque, como muchos otros españoles afincados fuera, se resiste a abandonar la dieta mediterránea.
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