Cada vez que hacemos un viaje, los frikis del AOVE aprovechamos para explorar la culturilla que existe del aceite de oliva en los numerosos bares, cafeterías y restaurantes del camino. Como en todo no se puede generalizar, pero lo cierto es que el aceite de oliva virgen extra auténtico está bastante denostado y ocupa un lugar muy secundario en este tipo de establecimientos.
La cultura del aceite en los restaurantes
En la provincia de Jaén tenemos ya un buen puñado de restaurantes donde el aceite de oliva virgen extra ocupa un lugar muy destacado y es parte fundamental de sus cocinas. De hecho, en muchos de ellos, incluso sus cartas contienen una interesante degustación de aceites de oliva premium por unos 3€, como es el caso de la Cantina de la Estación en Úbeda, donde incluso tienen postres con el aceite de oliva virgen extra como protagonista absoluto. La Pintada en Baeza o Casa Antonio en Jaén, son otros ejemplos representativos de restaurantes importantes, donde se cuida y pone en valor nuestro oro líquido. En los pueblos más pequeños, la cosa cambia, ya que la oferta gastronómica no es tan sofisticada, pero desde luego en cualquier bar o restaurante tienen al menos botellas de aceite de oliva virgen extra de alguna cooperativa de la zona.
Sin embargo, cuando cruzas Despeñaperros, y aunque no es bueno generalizar, lo más normal en el mejor de los casos, es encontrarse en bares y restaurantes con aceites de oliva virgen extra muy normalitos de marcas conocidas de supermercado y grandes distribuidores, que proveen a estos minoristas a través de sus mayoristas multiproducto (vino, quesos, jamón, aceite, etc). En el peor de los casos, bastantes la verdad, te encuentras aún con aceiteras rellenables, y peor aún, con botellas irrellenables forzadas y rellenadas con aceites lamentables, muchas veces lampantes. No es nuestra intención generar alarma social, pero es muy habitual encontrarse todavía en muchos bares y restaurantes de nuestro país, líder mundial en la producción de aceite de oliva, con botellas irrellenables (en teoría) que originalmente eran Aceite de Oliva Virgen Extra, pero que tras su consumo, han sido abiertas y rellenadas con otro aceite, lo que representa un fraude para el consumidor y una faena muy gorda para la marca que aún figura en la botella. La próxima vez fíjate bien y exige que no te tomen el pelo…
Curiosidades sobre el aceite de oliva en restaurantes
En uno de nuestros últimos viajes por el levante español, que por cierto también tiene algunos buenos aceites de oliva virgen extra milenarios, nos llamó la atención la falta de cultura general sobre nuestro oro líquido, especialmente en el sector de la restauración. Para empezar, suele ser habitual que en el desayuno te sirvan las tostadas con el tomate untado y el aceite ya puesto sobre el pan, bastante clarucho e insípido por cierto, lo que te hace dudar al instante de su virginidad. Pero lo más sorprendente es lo de las comidas. Un día en el hotel nos recomendaron reservar en un restaurante del puerto de Benicarló, conocido en la zona por su buen hacer con las paellas y arroces a un precio razonable. Y claro, como buenos jiennenses y mientras esperábamos el famoso arroz, pedimos algo de aceite para mojar el pan y engrasar un poquito el estómago :-)
Pues eso, que nos tajeron una aceitera con una botellita muy gourmet donde se podía leer claramente:
Aceite de oliva – Contiene exclusivamente aceites de oliva refinados y aceites de oliva vírgenes (acidez máxima < 0,4º).
El color y textura ya lo decían todo, pero su entrada en boca lo confirmó. Un aceite totalmente insípido y sin sentido ninguno para tomar con pan, ya que no aporta absolutamente nada, salvo esa capa en el estómago para que escurra el vino a cambio de unas pocas calorías. El caso es que no nos pudimos resistir a comentárselo a la dueña, que por otra parte nos ofreció un trato y servicio de 10. Bien, pues después de explicarle nuestra experiencia con ese triste aceite, su respuesta fue más o menos esta:
Pero si es aceite de oliva del bueno, lo que pasa es que a la gente de por aquí no le gustan los aceites fuertes y prefieren estos más suaves…
¿¿¿Peeerdona…???
Pues sí, esta señora lo decía totalmente convencida y para más INRI, una de sus camareras era una chica del mismísismo Jaén, aunque muy prudente ella, tampoco quiso jugarse el puesto por esto. Y en otro restaurante también nos paso algo aceitosamente curioso, aunque esta vez con un final más feliz. De nuevo, tras pedir el menú degustación, vino la prueba del aceite: ¿nos trae un poco de aceite por favor?. Cara de póker de la camarera, que nos dice que no tienen aceite para las mesas, pero que nos puede traer un cuenco con un poco de aceite de oliva virgen extra de Extremadura, y que por cierto no estaba mal. Chapeau por la camarera.
Puede parecer una tontería, pero lo cierto es que en muchos restaurantes españoles no te sirven de serie un buen AOVE con pan para no cargar el estómago y matar el hambre. Sin embargo, cuando vas a cualquier restaurante italiano, es bastante común encontrarse con una botella de aceite de oliva virgen extra decente ya encima de la mesa. En fin, está claro que esto de mojar pan en aceite, aún no se lleva por ciertas zonas de nuestro país ¡Ay señor, cuanto nos queda por aprender! ;-)
Imágenes propias y de Cantina de La Estación de Úbeda.
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