Aceite de argán vs aceite de oliva: ¿cuál es mejor?

Aceite de argán vs aceite de oliva: ¿cuál es mejor?

De todas las batallas posibles (y mira que nos gustan los duelos), hay una que se nos plantea especialmente interesante: ¿cuál es el mejor aceite vegetal del mundo? Aunque nosotros habríamos apostado por el aceite de oliva virgen extra sin pensarlo un instante, tiene un digno competidor que le pisa (y con fuerza) los talones: el aceite de argán.
En los últimos años se ha convertido en un valor seguro en la industria de la cosmética, debido a sus propiedades calmantes, regeneradoras y antioxidantes. También es muy apreciado por su intenso sabor tostado, y por su alto contenido en ácidos grasos esenciales -que ya sabéis que son muy beneficiosos para el organismo-. Hoy vamos a averiguar si eso es suficiente para que el “oro de Marruecos” le gane la partida a «nuestro oro líquido”… ¿por quién apostáis vosotros? ;-)

Origen y precios del aceite de argán

Tanto el aceite de oliva virgen extra como el aceite de argán puro se extraen del fruto de dos árboles poderosos y llenos de historia. El olivo es el estandarte de la cultura mediterránea. Era “el rey de los árboles” para los romanos, aquel que representaba la inmortalidad, capaz de desatar una guerra y traer la paz, de aliviar una herida o hacerla arder (si os quedáis con ganas de saber más, aquí tenéis el post que le dedicamos el invierno pasado).
Arbol del arganEl árbol del argán es el emblema de las tierras del sur de Marruecos, y las tribus bereberes lo llaman “el Padre de Todos”. Al igual que el olivo, también es un símbolo sagrado, considerado como una fuerza protectora. Tiene 80 millones de años de antigüedad y es muy resistente, pero no puede cultivarse y crece muy lento. Este hecho, unido a la curiosa recolección de sus frutos (las cabras se los comen, los escupen, y después los recoge el pastor) y la posterior extracción del aceite (es totalmente artesanal, y se puede tardar más de 10 horas en conseguir un litro de aceite), hace que el precio del aceite de argán sea infinitamente más elevado que el del aceite de oliva: ¡una botellita de aceite de argán virgen extra de 100 ml. cuesta casi 10€!

Propiedades nutricionales y cosméticas

Ambos aceites tienen propiedades muy beneficiosas para nuestra salud, debido a su altísimo contenido en ácidos grasos monoinsaturados (en torno al 70%-80%) y antioxidantes naturales.
Es especialmente significativa la cantidad de tocoferoles que aportan (el aceite de oliva virgen extra en torno a 320 mg/kg, frente a los 620 mg/kg del aceite de argán virgen extra). Los tocoferoles son sustancias con un grandísimo poder antioxidante: previenen la oxidación de los ácidos grasos y de las lipoproteínas (LDL), reduciendo el riesgo de enfermedades cardiovasculares y cáncer. También tienen funciones inmunitarias.
La vitamina E es uno de estos tocoferoles (la concentración en el aceite de oliva virgen extra es superior en este caso), y sus efectos positivos en nuestro organismo son incontables, además de sus propiedades cosméticas: previene el envejecimiento celular y la aparición de arrugas, protege la piel, alivia heridas y quemaduras, tiene poderes hidratantes y calmantes, fortalece el cabello y las uñas…
Por eso la industria cosmética utiliza ambos aceites en la elaboración de numerosos productos: cremas, mascarillas, jabones, etc. Hemos leído varias comparativas de cremas elaboradas con aceite de oliva y con aceite de argán en blogs especializados (aquí tenéis un ejemplo), y el primero siempre gana la partida. Los motivos: afirman que las cremas con aceite de oliva son más nutritivas y prefieren su olor (las que contienen aceite de argán son más penetrantes y especiadas).

En el apartado de ácidos grasos monoinsaturados, el aceite de oliva virgen extra también gana la partida. Contiene un mayor porcentaje de ácido oleico (un 75% frente al 45% del aceite de argán), que aumenta el colesterol bueno y neutraliza el malo, ayuda a combatir la obesidad, mejora nuestra memoria, previene las enfermedades cardiovasculares… y sus efectos positivos se multiplican si se toma en ayunas. Además, es el antiinflamatorio más sabroso del mundo: ¡50 gramos de aceite de oliva virgen extra equivalen a unos 9 miligramos de ibuprofeno!

Usos en la cocina

Los dos soportan altas temperaturas y son aptos para freír alimentos, pero su aroma, color (el aceite de argán es más oscuro) y sabor son muy diferentes. El aceite de argán tiene un aroma muy singular, incisivo y especiado. Su sabor nos lleva a su tierra de origen, tostado e intenso, con un toque a avellana. En Marruecos lo suelen untar en pan, y lo utilizan para preparar ensaladas, cous-cous, tajines, cremas…
Si nuestra cultura mediterránea fuera un sabor, sin duda alguna sería el aceite de oliva: es el ingrediente que mejor nos define. Cada aceite tiene su propia personalidad, que depende de la tierra, el clima, la aceituna escogida y el método de elaboración empleado. Los hay sutiles, amargos, dulces, intensos… y sus posibilidades en cocina son infinitas. Siempre aportan un extra de calidad, carácter, sabores y aromas evocadores, texturas diferentes…

Es imposible entender nuestra cocina (y nuestra vida) sin aceite de oliva, así que a pesar de su digno adversario y por todos los motivos mencionados anteriormente, el aceite de oliva virgen extra es nuestro ganador.


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