Hablamos por experiencia propia… Cada año, la alergia al polen olivo nos tiene fritos durante unos días y a veces semanas: estornudos, irritación de garganta, escozor de ojos, picor de nariz, congestión… Apostamos a que más de uno se sentirá también identificado con estos síntomas tan molestos que suelen predominar durante la temporada primaveral. De hecho, el polen del olivo es la segunda causa más común de alergia respiratoria en España, y como nos toca de lleno, queremos dedicar el artículo de hoy a contar algo más sobre el polen del olivo, que junto con el de las gramíneas, ha sido reconocido como uno de los más alergógenos en toda la región mediterránea. Vamos a descubrir porqué se produce, así como algunas curiosidades y remedios prácticos para intentar ayudar a los alérgicos al olivo.
La flor del olivo
La verdad es que nuestro querido olivo no ha sido agraciado por la madre naturaleza con una flor tan bella y preciada como la del naranjo o el limonero, la maravillosa flor de azahar, palabra que por cierto proviene del árabe az-zahr y que significa flores. El caso es que la flor del olivo no está mal, pero no tiene ni el aroma ni las propiedades del azahar, y encima genera un polen muy abundante y fastidioso. Por no tener, no tiene ni un nombre bonito: rapa, ¿sabías que la flor del olivo se llama rapa? Qué le vamos a hacer, es lo que nos ha tocado :-)
El polen del olivo
El polen del olivo es ese polvillo que sueltan sus flores y que se localiza durante todo el proceso de polinización, que suele comenzar a principios de mayo y terminar a finales de junio, dependiendo de la región y su climatología. Por ejemplo en Jaén, la polinización comienza primero en las zonas bajas (campiña), donde el olivo florece 2 ó 3 semanas antes que en las zonas de sierra. El polen del olivo son partículas esféricas de un tamaño que oscila entre 18 y 25 micras, y sus mayores índices de concentración generalmente se encuentran durante la primera o la segunda quincena de mayo, alcanzando niveles de hasta 20.000 granos por metro cúbico, que es una auténtica barbaridad. En estos días, las típicas pelusillas esféricas que invaden el ambiente y las calles de pueblos y ciudades colindantes, son precisamente los granos de polen del olivo, que utilizan el viento como vehículo para desplazarse y fecundar a flores femeninas para así llevar a cabo la polinización. Pero bueno, ¿cómo algo tan romántico puede ser tan fastidioso?
Alergia al polen del olivo, ¿por qué se produce?
Cualquier reacción alérgica se produce por una respuesta exagerada del sistema inmunitario ante la presencia de alérgenos (inofensivos para la mayoría de personas), y que en nuestro caso son las partículas de polen del olivo. En otros tipos de alergia se trata de polen de gramíneas, ácaros, caspa de animal, picaduras, partículas de contaminación, medicamentos, cremas o incluso ciertos alimentos y sus aditivos. En cualquiera de los casos, y por una alteración genética o ambiental del sistema inmunitario, el organismo de una persona alérgica los identifica como una amenaza y sintetiza anticuerpos IgE, liberando histamina y desencadenando una inflamación como mecanismo de defensa. La histamina es un potente neurotransmisor que entre muchas otras funciones, nos ayuda a mantenernos despiertos, y es por ello que nos da sueño cuando tomamos antihistamínicos para combatir la alergia. Sin embargo, una elevada concentración de histamina es irritante y puede provocar diferentes síntomas como dermatitis (piel), conjuntivitis (ojos), rinitis (nariz), tos (garganta), asma (pulmones), inflamación intestinal… No es ninguna tontería, más del 20% de la población mundial (400 millones de personas) sufre algún tipo de alergia y la cosa parece que va en aumento…
¿Qué factores provocan la alergia al polen del olivo?
Se sabe hasta ahora que el principal factor desencadenante de las alergias es una predisposición genética a sintetizar anticuerpos IgE, aunque los factores ambientales también son determinantes. Por ejemplo, en el caso del polen del olivo, la concentración alta de partículas y sobreexposición producen mayor sensibilización, inflamación y por tanto un cuadro sintomático más agudo: rinitis, conjuntivitis, tos, asma… Sin embargo, en otro tipo de alergias como las alimentarias graves (pescado, frutos secos, etc.), unas simples trazas pueden provocar una respuesta tan exagerada del sistema inmunitario, que se ponga en riesgo incluso la vida del alérgico y sea necesario administrar rápidamente adrenalina (epinefrina).
¿Por qué cada vez hay más alérgicos?
La contaminación podría tener algo que ver, así como la edad, el desarrollo de otras enfermedades respiratorias, el uso de algunos medicamentos como corticoides o antibióticos, e incluso la alimentación y el estilo de vida, que pueden deteriorar nuestra microbiota o flora intestinal, puesto que el 70% de nuestras defensas se encuentran en el tubo digestivo (enlace al artículo científico). Y hay estudios y ciertas evidencias clínicas que apuntan a que la deficiencia de vitamina D también puede tener algo que ver con el incremento de las alergias en los últimos 50-60 años. Parece una tontería, pero la mayoría de nuestros padres y abuelos trabajaban o hacían vida activa sobretodo al aire libre, mientras que en la sociedad moderna prevalece el sedentarismo y la vida en oficinas e interiores sin tanta exposición directa al sol. Y esto ocurre especialmente durante los meses de invierno, justo antes de la temporada de alergias, por lo que muchos llegamos a la primavera con la vitamina D por los suelos. Se sabe que la vitamina D inhibe la respuesta inmune de linfocitos T y citoquinas (enlace al artículo científico en inglés) que también participan en esta guerra, ejerciendo un papel regulador en el sistema inmunitario, ¿qué ocurre si tenemos un déficit de vitamina D? Pues eso… Habrá que seguir investigando y realizar nuevos estudios genómicos y más análisis clínicos en este sentido que despejen definitivamente la incógnita de los alérgicos :)
Remedios para alérgicos al olivo
Volviendo al polen del olivo y sus efectos nocivos, las personas con alergia al olivo empiezan a notarlos por encima de los 500 granos de polen por metro cúbico. Los primeros síntomas de esta exposición elevada al polen del olivo, suelen ser el picor y la sequedad nasal, seguidos por un leve lagrimeo y picor de ojos, que a las pocas horas, culmina en una congestión de un par de narices. Una vez llegados a este punto, nuestro organismo ya ha absorbido gran cantidad de polen y su grado de contaminación es tan elevado, que lo más efectivo es la medicación, normalmente a base de antihistamínicos orales, corticoides inhalados o incluso vacunas. No obstante, podemos tomar algunas medidas preventivas para tratar de no llegar a este punto, y en su caso poner remedio:
- Evitar las salidas al campo y el ejercicio físico al aire libre, especialmente cerca de olivares, y sobretodo en los días de máxima polinización o mucho viento. Cuando llega ese momento, lo mejor es poner tierra de por medio entre tú y los olivos, aunque vivir en Jaén lo complica un poco.
- Al salir a la calle, protegerse lo máximo posible de la entrada del polen por ojos, boca y nariz utilizando gafas de sol y una buena mascarilla certificada FFP2 ó KN95.
- Al viajar en coche, cerrar las ventanillas y evitar en lo posible la entrada de aire del exterior cerrando las rejillas de ventilación, aunque los vehículos modernos suelen llevar filtros anti-polen decentes.
- Al llegar a casa, realizar limpiezas nasales con agua marina o suero fisiológico. Para ello, podemos hervir agua, sal y bicarbonato, y aplicarlo frío mediante una jeringa para limpiar bien los conductos de la acumulación de polen, que puede durar horas ahí.
- En cuanto a la alimentación, los especialistas recomiendan seguir una pauta estricta de alimentación antiinflamatoria (vitaminas, antioxidantes, grasas insaturadas, fibra…) para cuidar la microbiota, aumentando la ingesta de ciertos productos naturales como miel, té verde, frutos rojos, AOVE… a ser posible siempre aceite de oliva de primera presión o extracción en frío.
Medicina para combatir la alergia al polen del olivo
Si sabemos que somos alérgicos al olivo y vamos a estar expuestos sí o sí a niveles altos de polen, a parte de tener en cuenta las precauciones anteriores que siempre ayudan, es conveniente ponerse en manos de un médico para iniciar un tratamiento con suficiente antelación (meses o semanas antes) y amortiguar los efectos del polen sobre nuestro organismo. Sólo un médico puede hacer un buen diagnóstico de nuestra alergia al olivo y recomendarnos el tratamiento adecuado y adaptado a nuestras necesidades: antihistamínicos, corticoides, vacunas, inmunoterapia con alérgenos, etc. Además, conviene recordar que siempre debemos consultar con un médico ante cualquier síntoma que se salga de lo normal y empeore nuestro estado de salud general…
Cómo diferenciar la alergia al polen del olivo de un virus
Los síntomas de la alergia al polen del olivo son muy claros: estornudos, mucosidad nasal liquida, lagrimeo de ojos, picor de garganta, tos o incluso sensación de falta de aire. Sin embargo, aunque muy molestos, son síntomas leves que mejoran en cuanto dejamos de estar expuestos al polen. Si no, como hemos comentado antes, una limpieza nasal con agua de mar puede ayudar muchísimo a paliar los síntomas de la alergia. Sin embargo, las infecciones por virus como resfriado común, gripe o covid (según la OMS), cursan normalmente con fiebre, tos, dolor de cabeza, dolores musculares, malestar general y en casos más graves, dificultad para respirar.
Aunque algunos síntomas pueden ser comunes y confusos, la alergia normalmente no da fiebre ni deterioro general. Además, hay un síntoma fundamental que nos puede ayudar con bastante certeza a diferenciar entre alergia y covid: pérdida brusca del olfato y/o gusto, algo que no ocurre con la alergia. La prueba definitiva consiste en realizar una serología o análisis de anticuerpos: como ya sabemos gracias al covid, ante un virus nuestro organismo genera anticuerpos IgM e IgG, mientras que en el caso de una alergia se disparan los anticuerpos IgE.
Fuente médica: Webinar sobre alergia primaveral y COVID-19 (Dra. María José Torres Jaén, Jefa Servicio Alergología del Hospital de Málaga, Mayo 2020, Youtube).
Mascarilla contra alergias y virus
En cualquiera de los casos, ante el más mínimo síntoma conviene protegerse y proteger a los demás con una mascarilla, preferiblemente del tipo FFP2 ó KN95. Estas mascarillas filtran partículas de un tamaño de hasta 0,6 micras (92% de las partículas presentes en el aire), suficiente para no dejar pasar ni polen del olivo (entre 18 y 25 micras) ni gotas respiratorias que puedan contener virus u otros bichos…
¡OJO! Las mascarillas quirúrgicas convencionales o las de tela no protegen adecuadamente del polen del olivo, ya que no se ajustan bien a la cara y dejan pasar más partículas. Para protegerse del polen es imprescindible utilizar una mascarilla FFP2 ó KN95.
No hay mal que por bien no venga
Y para terminar con este artículo de amor-odio al olivo, un dato sorprendente: en Andalucía, que es la región donde tenemos las mayores extensiones de cultivo de olivar, los episodios de alergia al polen de olivo afectan a un 30-40% de sus habitantes. Vamos, que casi la mitad de los andaluces, privilegiados por contar con millones de olivos para la producción de nuestro aceite de oliva, sufrimos a la vez los efectos del árbol que aporta uno de los mayores tesoros culinarios. Paradojas de la vida :-)
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