Dice Carme Ruscalleda que «La historia de la gastronomía es la historia del mundo». Y es que es capaz de narrar a través de cientos de texturas, aromas y sabores la historia de nuestra vida: pasiones, batallas, naufragios…
Si tuviéramos que quedarnos con la experiencia gastronómica de nuestra vida, lo tenemos clarísimo: la que vivimos el pasado 13 de febrero en El Celler de Can Roca, el mejor restaurante del mundo (que cuenta con tres estrellas Michelín en su haber).
Todo comenzó el 10 de mayo de 2013, cuando decidimos que íbamos a ir aunque nuestra Visa nos pidiera a gritos moderación. Pero nadie la escuchó, para qué vamos a engañarnos…
Llamamos para reservar y nos dieron mesa el 13 de febrero de 2014. Quedaban 9 meses y 276 días (el nuevo sistema de reservas permite reservar para dentro de exactamente once meses) para sentarnos en la mesa más deseada del planeta, ¡pero Dioses, íbamos a hacerlo! Tras la inevitable espera, al fin llegó el Día D… Como todo lo que se desea en esta vida, tardó mucho en llegar y pasó demasiado deprisa: la Teoría de la Relatividad cobra verdadero sentido (y hasta podéis averiguar a qué sabe) en El Celler de Can Roca. Y no es la única Ley Física que lo hace, por cierto…
Por casualidad salía Joan Roca -el mayor de los hermanos y cuiner, cocinero- de la cocina en el momento en que llegábamos, así que nos dio la bienvenida el mismísimo Rey del Olimpo de la gastronomía (al que confieso miré con una especie de adoración infantil, como si fuera una estrella del rock). Una copita de «Albet i Noya Cava El Celler Brut» hizo el resto y, de repente, el mundo conocido se desvaneció y solo había lugar para el universo de los hermanos Roca… El de Joan, Josep –cambrer de vins, camarero de vinos y hermano mediano- y Jordi –patisser, pastelero y el pequeño de los Roca-, un universo mágico pero sorprendentemente terrenal.
«Comerse el mundo» |
Empezamos «comiéndonos el mundo» (seis bocados que en su interior guardaban la esencia de seis países diferentes) y nos enamoramos al momento de una cocina brillante, sin fisuras. Lo siguiente que probamos fueron una olivas caramelizadas con anchoas que había que «recolectar» de un pequeño olivo (cómo nos encantó este homenaje a nuestro árbol favorito), y entonces comprendimos que, por muy lejos que hayan llegado los Roca, no han dejado de mirar al Mediterráneo ni un solo instante…
«Salmonete relleno de su hígado con caldo de sus espinas» |
Tartaleta de camarones, tortilla de caviar, bombón de trufa, brioche de trufa, timbal de manzana y foie, parmentier de calamares… Y también lenguado a la brasa con aceite de oliva virgen, hinojo, piñones, bergamota y naranja; salmonete relleno (probablemente el plato que más me impresionó, absolutamente perfecto) de su hígado con caldo de sus espinas, ñoquis de patata, naranja, perifollo y azafrán; cochinillo a la Rioja; nube de limón; postre láctico (los dos últimos son las pequeñas obras de arte de Jordi)…
Todos y cada uno de los platos que componen el Menú Degustación con las creaciones más emblemáticas del restaurante jugaban con las texturas y las técnicas más innovadoras, pero manteniendo un sabor auténtico, cargado de intensidad y arraigado en la tierra. Creo que eso es lo que más me sorprendió: la capacidad de emocionar con ingredientes tan sencillos demuestra una honestidad y un talento brutales.
Solo los mejores pueden conseguir llegar a lo más alto sin olvidar sus raíces. Y demostrando esa sensibilidad innata para combinar sabores y despertar sensaciones… Mención aparte para el maridaje escogido personalmente por Josep Roca, que potenció lo mejor de cada ingrediente de una forma magistral.
La experiencia es asombrosa, casi imposible de contar… Porque El Celler de Can Roca hay que vivirlo bocado a bocado, de principio a fin. Si la historia de la gastronomía es la historia del mundo, los hermanos Roca están escribiéndola con pasión, sensibilidad, talento, creatividad, honestidad e imaginación. Y qué maravilla haber podido formar parte de esta historia.
«Postre láctico» |
«Brioche de trufa» |
«Timbal de manzana y foie con aceite de vainilla» |
«Cochinillo a la Rioja» |
«Olivas caramelizadas con anchoas» |
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